Más allá de la rica tradición deportiva local, no es ningún secreto que mucha de la gente que se acerca a Banyoles lo hace para practicar alguna clase de deporte, ya sea como profesionales o como aficionados. Desde los mundiales de remo y triatlón hasta la popular Travessia de l’Estany o la Copa Catalana BTT Internacional, la ciudad acoge cada año a más de cincuenta pruebas deportivas, así como estancias de entrenamiento, que atraen a numerosos deportistas, algunos de los cuales se terminan enamorando de la ciudad y no pueden hacer otra cosa que quedarse a vivir. Y no hablamos solamente del Estany de Banyoles, cualificado por la Federación Internacional de Remo como el mejor campo de regatas del mundo, sino también de los equipamientos deportivos y del entorno, que ofrecen un espacio de excepción para entrenarse en disciplinas como el triatlón, la BTT o el running.

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Seguramente no es exagerado decir que la participación de Banyoles como subsede de los Juegos Olímpicos de 1992 fue uno de los momentos más decisivos de los últimos siglos de la historia de la ciudad. La cita deportiva, en la que intervinieron más de 600 remeros y 1.200 voluntarios, no solamente puso a Banyoles en el mapa mundial del remo, sino que supuso una transformación total de la ciudad. Los Juegos sirvieron para consolidar el campo de regatas y el entorno deportivo, pero además permitieron la restauración ecológica del Estany de Banyoles y la construcción del barrio de la Villa Olímpica, el parque y el pabellón de la Draga, la Plaça de les Rodes, el Teatro Municipal e infraestructuras viarias, entre otras.

¿De dónde viene la afición de los bañolinos por las bicicletas? Vayas donde vayas, verás gente de todas las edades montada en una bici, tanto para hacer trayectos cortos y cotidianos como salidas más exigentes. El uso generalizado de la bicicleta ha ido en paralelo a la creación de carriles bici y caminos verdes que unen barrios y municipios vecinos, pero también a la llegada de un cicloturismo que va en aumento, atraído por la gran cantidad de carreteras tranquilas, el buen clima y las fuertes pendientes de las montañas cercanas. Entre estas destaca la imponente Rocacorba, un excelente espacio de entrenamiento muy reconocido entre los ciclistas profesionales.