Banyoles conserva un único tramo de la muralla de unos 80 metros de longitud, que protegía la ciudad desde el s. XIII hasta el s. XV.

La historia de la muralla es una gran desconocida para el público en general. La muralla bañolina se empezó a construir en el siglo XIII y fue demolida definitivamente en el XIX, cuando era un lastre para el crecimiento urbano de Banyoles. En 2006 la ciudad recuperó el fragmento que ahora se puede visitar.

Del tramo que se conserva, paralelo a la calle Muralla, destacan las dos glorietas de inspiración gótica de planta hexagonal de la que se levantan seis pilares con arquillos trilobulados trabajados en losa de travertinos y unas cúpulas rematadas por siete pináculos. Está asentado sobre el subsuelo de travertinos y muestra un paramento de sillares, bastante escuadrados, de piedra de Banyoles.

La cara externa tiene una sobreelevación y, encima suyo está el camino de ronda de Can Lavall. La puerta central es de linde monolítico de falso arco rebajado de ladrillo.

Las obras de amurallamiento de la Villa de Banyoles se iniciaron el año 1209 y continuaron a lo largo del s. XIII. El recorrido de la muralla no fue completado probablemente hasta el s. XV.

La recuperación del fragmento de muralla incorporó un espacio de zona verde pública de 2.574 m2  que incluye un parque infantil y alberga a lo largo del año varios actos de toda índole, como el festival de la voz (a)phònica y la feria medieval fantástica "Aloja".  

Ubicación calle Muralla