Antes de que, a mediados del siglo pasado, el agua corriente y los lavaderos domésticos (y más adelante las lavadoras eléctricas) se instalasen en las viviendas, a la hora de hacer la colada se tenía que recurrir a lavaderos situados cerca de un curso de agua. En Banyoles, estos se situaron en la red de pequeños canales procedentes de las acequias que atravesaban la ciudad.
Uno de los más grandes que se conserva en el centro de la ciudad es el lavadero de la Plaça del Teatre, una de las plazas más antiguas de la ciudad, cerca del monasterio de Sant Esteve y por donde pasa la acequia de la Figuera d’en Xo. En una esquina, un poco más escondido, está este lavadero público cubierto muy bien conservado.
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