Recorrido a pie señalizado que forma parte de los Itinerarios por el Espacio Natural protegido del Estany de Banyoles, un espacio natural único, de gran valor geológico, ecológico, paisajístico y cultural.

Este itinerario permite visitar la fuente de La Puda o Font Pudosa, el paraje natural de Les Estunes, varias lagunas que se encuentran dentro del itinerario y una zona habitada por cigüeñas blancas y búfalas de agua que ayudan al mantenimiento de los humedales.

La Font Pudosa es una fuente de aguas con propiedades curativas, que emiten un olor muy fuerte y su sabor es singular, debido a su contenido de gas sulfhídrico o sulfuro de hidrógeno (hedor de huevos podridos o de bomba fétida).

La primera referencia que se tiene de la Font Pudosa data de 1419, pero no fue hasta el siglo XVIII cuando se reconoció el poder que tenían sus aguas de curar enfermedades. Desde entonces acudieron regularmente enfermos en busca de sanación y a mediados del siglo XIX se construyó un balneario, del que todavía quedan algunos restos, que se convirtió en el punto de máxima atracción turística de Banyoles y que permaneció abierto hasta la década de los años 50 del siglo XX.

Al no ser clorada, el agua de la fuente no es potable, pero muchos bañolinos aún beben diariamente de esta fuente cuando mana.

El bosque de Les Estunes  o Les Tunes es un bonito y frescal paraje donde se combina una vegetación densa y sombría, con un conjunto de grietas, grutas y cuevas en medio de la roca de travertinos, que forman auténticos palacios de piedra y que conjugan un conjunto de valores naturales, geológicos y sociales como las leyendas, de elevado valor.

Se trata de un depósito de travertinos que, a consecuencia de la precipitación de las sales carbonatadas que lleva disueltas el agua, ha ido formando grietas y grutas que se pueden recorrer, convirtiéndose en un paraje espectacular. 

Les Tunes también ha sido un lugar de inspiración literaria y origen de leyendas; la tradición popular bañolina convertía este lugar en el refugio de las alojas, unas peculiares hadas que pasaban la noche hilando a orillas del lago.
 

Fotografía de las búfalas de agua: Sílvia Puig